Alopecia por falta de hierro: ¿mito o realidad?

Uno de los minerales más apreciados por el organismo es el hierro. Su déficit ocasiona molestias torácicas, sensación de debilidad, empalidecimiento, inflamación de la lengua y dolor de cabeza. Pero además, un síntoma poco conocido de la falta de hierro es la caída capilar. Para cualquier dermatologo alopecia, la sideropénica es una realidad.

También llamada alopecia ferropénica, este trastorno se origina no por causas genéticas, sino debido a una deficiencia en el consumo de hierro. Los nutricionistas consideran que la ingesta mínima de este mineral es de diez a veinte gramos en la adultez, en función del sexo de la persona. La rarefacción del cabello por sideropénica precede a veces a afecciones mayores, como la anemia.

Esta clase de alopecia se presenta a los pocos meses de experimentarse el mencionado déficit de hierro, con una disminución visible de la densidad del cabello. Si el afectado ya sufría de calvicie común o de alopecia areata, su sintomatología se verá agravada.

La ferropénica es un tipo de alopecia que compromete más la salud capilar de mujeres que de hombres. La razón es una mayor susceptibilidad del sexo femenino a incurrir en este déficit debido a la menstruación a partir de la adolescencia.

Sin importar la prevalencia, el ser humano puede experimentar la falta de este mineral con normalidad. A través de síntomas como la alopecia, el organismo emite una señal de aviso, no de alarma, máxime cuando resulta fácil suplir las insuficiencias de hierro.

De la familia de las leguminosas, dos de los alimentos con más hierro son las judías y las lentejas, seguida de los garbanzos y la soja en grano. Por su parte, las espinacas proporcionan grandes cantidades de este mineral, sin excesivas calorías. Además de deliciosas, las ostras, almejas y otros mariscos contiene un aporte de hierro superior a otros ingredientes.