Comidas familiares 

Uno de los primeros signos de la llegada a la adultez es cuando se empieza a pensar en la muerte. Siendo un niño o un chico joven no se suele pensar en ‘esas cosas’. No tanto porque piensen que van a durar para siempre, sino porque simplemente no piensan en ello. Pero un buen día te cuestiones algunas cosas, te sale alguna cana y empiezas a mirar el futuro con un poco más de pragmatismo.

Recuerdo que mi proceso de madurez se vio más o menos acelerado cuando empecé la relación con mi novia. Hasta ese momento nunca había pasado por el proceso de conocer a la familia de una chica, no hubo esa necesidad. Pero como parece que esta relación iba en serio, acabamos teniendo una comida familiar. Y a esa le siguieron otras muchas. 

Una vez que los padres de mi novia empezaron a coger confianza me empezaron a hacer preguntas que no esperaba. Creo que tenían una lista de preguntas y en cada comida tachaban un par de ellas. Recuerdo que un día casi me atraganto con la sopa cuando la madre de mi novia me preguntó por si tenía seguro de decesos o seguro de vida. Y me dijeron que si, más adelante, seguía ‘formando parte de la familia’, que les gustaría que entrase dentro de sus seguros de decesos adeslas.

En aquel momento yo ni siquiera distinguía muy bien un seguro de vida de uno de decesos. Y lo que es peor, no tenía ni idea de si en mi propia familia teníamos de eso, aunque suponía que sí. Recuerdo que un día mi padre me intentó hablar de esos temas, pero yo no le hice mucho caso y finalmente desistió. Así que así me encontraba yo, con la cuchara sopera en la mano y hablando de seguros en una comida familiar.

Pasaron unos años y al final sí entré a formar parte de los seguros de decesos adeslas con mi novia que ahora es mi mujer. Pero también tengo muy presente aquellas famosas comidas tipo interrogatorio. Espero no madurar tanto como para bombardear a las parejas de nuestros hijos en las comidas familiares produciéndoles profundas indigestiones y alguna que otra pesadilla.

Autocaravana, una forma de disfrutar del tiempo libre muy de moda

Las autocaravanas se han convertido en una de las opciones favoritas de los más jóvenes para sus vacaciones. Especialmente, parejas con niños pequeños y/o mascotas que aprecian el aire libre y la naturaleza. Existen diferentes maneras de disfrutar de una autocaravana.

La primera de las opciones, a la que suelen recurrir todos los que por primera vez van a viajar de este modo, es el alquiler. Por menos de lo que cuesta un hotel para toda la familia o el alquiler de una casa de vacaciones, puede alquilarse una autocaravana y vivir la experiencia de lo que es viajar sin horarios, sin rutas fijas y con todas las comodidades de hacerlo con la casa a cuestas.

Poder detenerse para que el niño meriende y vaya al baño cómodamente, sin tener que ir a un bar. Poder llevar al perro como uno más de la familia sin tener que estar pendientes de encontrar esos pocos hoteles que te permiten que te acompañe tu animal o comer una deliciosa y económica comida casera incluso en los lugares más turísticos, son privilegios de quienes viajan en autocaravana.

Con todo esto y muchas más ventajas que cada tipo de familia va a ir descubriendo en su primera experiencia, es fácil que surja el amor y se decida comprar una autocaravana para viajar a menudo. Si se tiene en casa, es mucho más fácil animarse a hacer una ruta de fin de semana y aprovechar al máximo todas las vacaciones. Por eso, muchos recurren a autocaravanas segunda mano con garantía y con un precio muy ajustado.

En algunos casos, son autocaravanas que se han alquilado y que, una vez que se renuevan los modelos por los más actuales, se venden a muy buen precio. Son perfectas para quienes no quieren gastar lo que vale una autocaravana nueva y quieren disfrutar de un buen modelo con los mejores acabados, ya que este tipo de vehículos destinados al alquiler son muy altos de gama y han sido revisados con mucha frecuencia.

Los que prueban la experiencia de la autocaravana suelen repetir. Pocos son los que no acaban totalmente convencidos por esta forma de viajar tan libre y diferente de las encorsetadas maneras tradicionales de disfrutar de unas vacaciones. Y, lo mejor, siempre ajustándose a cualquier presupuesto ya que al poder dormir y comer sin coste extra, las vacaciones siempre son más baratas.