LOS AMIGOS DEL COLEGIO

Cuando iba al colegio tenía una clase bastante grande, éramos si no recuerdo mal treinta y dos alumnos en mi clase y como todos teníamos que ir vestidos de uniforme no había diferencias entre unos y otros pero había una niña que siempre llevaba unos lazos de colores que llamaban bastante la atención. Todos los días parecía que los lazos eran nuevos, y así era en realidad, con el paso de los años supimos que su padre era distribuidor de Cinta para el pelo. Una vez que supimos en qué trabajaba su padre ya no nos extrañó más ver los lazos nuevos todos los días.

En el colegio conocí a los que hoy en día siguen siendo mis mejores amigos, al parecer no es normal tener a los cuarenta los mismos amigos que tenía cuando tenías cinco años, pero en mi caso eso es lo normal. No entiendo cómo la gente puede dejar de ser amigo de los primeros amigos que hicieron en la vida, sobre todo si se sigue viviendo en la misma ciudad en la que creciste y fuiste al colegio. Personalmente el trato que tengo con mis compañeros del colegio es de hermandad y por lo que parece así va a ser hasta el día en que nos muramos, en ese aspecto creo que en el colegio al que fuimos hicieron muy buen trabajo en ese aspecto. Porque fomentaban que todos nos llevásemos bien a pesar de nuestras diferencias y visto lo visto lo lograron adecuadamente. También considero que estar diez años juntos nos ha ayudado a que nos acostumbremos los unos a los otros. Aún así en mi clase también había grupos, había el grupo de los deportistas, el grupo de los que no querían jugar en los recreos y subían a la biblioteca ( acabé yendo y era un despiporre, me lo pasaba mejor en la biblioteca que en el patio) y las chicas por su lado.

Pero al final todos nos llevábamos muy bien y había pocos problemas de convivencia aunque alguno sí que hubo, pero fueron cosas de niños que se arreglaron bastante rápido.

La informática, un negocio en constante cambio

Los fabricantes de productos informáticos se han tenido que acostumbrar a los cambios cada vez más rápidos que se llevan a cabo en este campo. Aunque la informática ha estado en constante evolución, es en estos momentos en los que se aprecian los cambios de forma más rápida. No hace tanto tiempo, la mayoría de los jóvenes pedían a sus padres un PC para poder trabajar en su casa y hacer deberes, sobre todo cuando llegaban a la edad del instituto.

Al principio, el ordenador PC era un producto casi de lujo, pero poco a poco se fue abaratando su coste y ya comenzaba a ser normal encontrarlo en todas las casas. Los fabricantes de productos informáticos se preocupaban de que las cajas fueran cada vez más pequeñas y atractivas, de que los ventiladores fueran más silenciosos y de que los equipos ganarán en rapidez y en potencia.

Pero, de repente, el uso del teléfono móvil comenzó a cambiarlo todo. Los jóvenes ya no querían un PC, a excepción de los que lo usan para jugar y que exigen equipos muy concretos. Querían un ordenador de última generación en el que pueden hacerlo prácticamente todo. Y los PC quedaron relegados a oficinas, con características concretas a las cuales los fabricantes tuvieron que adaptarse nuevamente. A esto se sumó la fabricacion ordenadores industriales cada vez más sofisticados.

Pero el confinamiento dejó en evidencia algo que ya comenzaba a exigirse desde hace tiempo y que se convirtió, de la noche a la mañana, en necesidad: el teletrabajo y la enseñanza a distancia. De repente, padres e hijos necesitaban de nuevo un equipo en el hogar, pero no uno cualquiera, sino preferiblemente uno que pudieran llevar a sus trabajos cuando les tocaba trabajar presencialmente o a sus centros de estudio.

Se afianzó así la fiebre por el portátil, que ya era el tipo de aparato favorito por encima del PC, pero que en estos momentos se considera prácticamente imprescindible. En lugar de un PC en el hogar que toda la familia podía compartir, ahora lo que prima es que cada miembro tenga su ordenador portátil, con características personalizadas, adaptado a su trabajo o al tipo de estudios que realizan.

Los fabricantes, de nuevo, se están adaptando con aparatos cada vez más personalizados, más económicos y que dan respuesta tanto a las necesidades del niño que lo usa para sus deberes como al del padre o madre que lo usa para realizar proyectos de todo tipo.