Sin camas en el hospital

Llevo una etapa de mi vida con una salud bastante delicada. He pasado por momento más bastante estresantes tanto a nivel laboral como familiar y, sin duda, han influido para algunos achaques que no estaban previstos… Así las cosas, he tenido que visitar las urgencias del hospital que está cerca de mi casa bastantes veces.

Nunca he sido un ‘experto’ en urgencias. Recuerdo que fui hace muchos años después de un partido de fútbol por un golpe que al final no resultó tan grave como se pensaba. Pero poco más. En los últimos tres años he ido más de una decena de veces. Pero prefiero no hablar de mis propias enfermedades, sino de la experiencia que he vivido en urgencias.

Uno de los últimos días que estuve allí, asistí a una discusión acalorada (otra más) entre el familiar de un paciente y la persona de recepción. Al parecer, el hombre tenía un familiar que padecía carcinoma de esofago y se quejaba que llevaba varios días en el box y que no habían habilitado una habitación para el paciente, mientras que en recepción se decía que estaba saturados, que el caso de esa persona estaba en prioridad pero que todavía no había habitaciones disponibles. Le ofrecían, eso sí, el traslado a otro hospital, algo que rechazaba el hombre.

Problemas como este he visto bastantes. Yo mismo, una de las primeras veces que llegué a urgencias, me enfadé porque tardaron muchísimo en atenderme. Lo mío no era una urgencia en toda regla y quizás me podría haber esperado a ser tratado primero por el médico de cabecera, pero resultó que tenía cita para una semana después porque mi médico de cabecera también estaba ‘saturado’.

No, lo mío no era un carcinoma de esofago, pero todo enfermo siente que lo suyo debe ser tratado rápido, o con ‘urgencia’, pero la realidad de la sanidad es otra. La realidad es que el sistema está colapsado y solo nos queda hacer un uso cabal de las urgencias y tener paciencia. Eso es lo que aprendí este tiempo: ahora ya me llevo un libro para leer al hospital… por si acaso.

Una producción alimentaria sostenible

Cuando yo empecé a trabajar con pequeñas empresas productoras y distribuidoras todavía existía un gran desconocimiento acerca de lo que significaba a efectos prácticos un producto ecológico. Fue a partir de la puesta en marcha de una etiquetación oficial por parte de la Unión Europea cuando supimos bien a qué atenernos.

¿Y cuáles son los requisitos que debe cumplir un producto para poder portar esa certificación ecológica? En los últimos tiempos he estado trabajando con una firma de lácteos y derivados. Actualmente, la leche ecológica es un alimento que no abunda tanto como otros y es difícil encontrar, por ejemplo, Leche semidesnatada sin lactosa Ecológica certificada en un supermercado.

Y es difícil porque cumplir con las exigencias de la normativa pone a los productos ante una serie de retos. Por supuesto, no se puede usar organismos modificados genéticamente, refiriéndose en este caso al pienso transgénico esencialmente. Tampoco se pueden usar sustancias químicas o pesticidas en los cultivos que alimentan a los animales. Así mismo, existe la obligación de aprovechar los recursos naturales de la zona de forma que se genere una estructura económica local en torno a la producción.

Todo ello para conseguir que llegue al supermercado Leche semidesnatada sin lactosa Ecológica certificada. El problema para muchos productores comienza a la hora de poner en marcha su negocio. Si ya es difícil hacerlo en una situación normal, más cuando aspiras a que tus productos sean considerados ecológicos. Sin embargo, el beneficio a medio y largo plazo puede ser mayor, teniendo en cuenta que este tipo de alimentos están en un imparable crecimiento comercial gracias al cambio en las prácticas de los consumidores.

En mi trabajo, asesoro a emprendedores del sector que desean conseguir la certificación ecológica ofreciéndoles diversas alternativas para cumplir los diferentes requisitos. Aunque los arranques son difíciles, en este momento se está abriendo un gran mercado en el que cabe la mayoría de pequeños productores si hacen bien su trabajo. La credibilidad de una firma que cuenta con la certificación ecológica siempre será mayor que una firma sin ella, y eso el consumidor cada vez lo valora más.