EL REGALO ANUAL

Estas navidades no es que estuviese muy bien de dinero y uno de mis amigos con el que me hago regalos todos los años no recibió el suyo. Menos mal que su cumpleaños está a la vuelta de la esquina. Para este año he decidido que le voy a comprar venecianas para que las ponga en las ventanas. 

 

Con el paso de los años he visto que solamente le puedo regalar cosas que sean para su casa, porque de lo contrario, todos los regalos que le hacía se los acababa llevando a otro lado y nunca volvían a casa. Y él tampoco es que se moleste mucho en pensar qué es lo que me va a regalar y siempre me regala un mechero de un euro.

 

Un año le regalé un cuchillo nuevo para que lo pudiese utilizar en su cocina y cortar las cosas de una forma normal, porque los cuchillos que tiene son de cuando su tatarabuelo aún no había nacido. Aquel cuchillo no le duró ni dos semanas en casa. Personalmente ya no tengo ninguna necesidad de saber dónde lo ha llevado, lo único que sé es que no ha vuelto. Otro año le regalé un cargador para el teléfono móvil de doble entrada de usb para cuando los dos estuviésemos en su casa, pero también se lo llevó de primeras a casa de la novia y no volvió a aparecer más. Desde ese día fue cuando decidí que a partir de ese día solamente le regalaría cosas que no se pudiese llevar de casa. Así que hace dos años le regalé un felpudo, ya que a él le habían robado el que tenía hacía años. Muy pocas veces le había visto más contento que cuando se lo regalé. Lo que más le gustó fue que el felpudo tenía motivos de golf y a él le encantan toda clase de deportes. Y era algo que era raro que se lo fuese a llevar a otro lado. Creo que para el año que viene voy a buscarle una alfombra para la salita en la que vemos la televisión.