El último verano 

El último verano ha sido muy especial para mí porque tuve que quedarme trabajando la mayor parte del tiempo. Recibí un importante encargo, pero suponía varias semanas de trabajo en mitad del verano. Teníamos apalabrado algún viaje, pero iba a tener que cancelarlo. Era una de esas oportunidades que no se pueden dejar pasar y a pesar de que siempre es duro quedarse sin vacaciones, al final decidí aceptarlo.

El hecho de quedarme en casa también suponía que mi mujer y los niños iban a pasar la mayor parte del tiempo aquí así que hubo que plantear el verano de otra manera. Además de la piscina íbamos a tener que encontrar otras formas de ocio porque si no los niños se me iban a tirar a la yugular. Por suerte, un nuevo centro comercial llegó en nuestra ayuda.

Lo abrieron muy cerca de casa y lo mejor que tenía era un enorme jardín de ocio al aire libre con parques infantiles, castillos hinchables, restaurantes, heladerías… un poco de todo. Al ser nuevo estaba todo reluciente, daba gusto. Además, habían acordado con un Fabricante de parasoles para jardín un espacio para poder pasar las peores horas de sol a la sombra. Y como en la ciudad no suele quedarse mucha gente en julio y agosto siempre cogíamos un buen asiento en una mesa bajo uno de los parasoles de la esquina. 

Fue una suerte que abrieran este sitio y que tuviera tantas cosas para tener a los niños entretenidos. A ellos les encantó porque, como la mayoría de los niños, siempre se fascinan con las cosas nuevas. Y mi mujer respiró porque ya se imaginaba un verano aburrido tirando por los niños de aquí para allá. Ahora podía descansar por las tardes bajo ese espacio que había creado el centro comercial junto al Fabricante de parasoles para jardín. 

En cuanto a mí, logré sacar adelante el trabajo, aunque me costó porque hacía muchos veranos que no me quedaba sin vacaciones. Pero teniendo en cuenta como estaba la situación sanitaria, tampoco fue el peor momento para quedarse sin ellas.

Excursiones escolares seguras

Si piensas en tu época de estudiante, seguramente recuerdes con especial cariño las excursiones que realizabas con tus compañeros. Salidas de un día de duración en las que se acudía a un museo o a algún lugar cercano a ver un edificio de interés o, simplemente, a comer en la naturaleza todos juntos. Eran momentos muy entretenidos en los que se acababa charlando con compañeros de clase con los que se había tenido muy poca relación hasta ese momento o incluso se veía a los profesores en actitudes distendidas fuera del aula, lo que era muy agradable.

En los tiempos que corren, las excursiones se han tenido que reducir bastante porque hay que asegurarse de que sean cien por cien seguras. Pero continúa habiendo alternativas que permiten disfrutar de un día especial sin aglomeraciones ni miedo a los contagios. Por ejemplo, organizar un paseo en barco ria de vigo es una opción muy interesante. Durante el paseo puede haber tiempo para explicar algunas nociones de la historia de la ciudad a los niños, pero también para el ocio y el disfrute. Y todo al aire libre.

Otra buena opción para una excursión segura es una visita a las Cíes realizando una ruta de senderismo. Si se lleva a cabo fuera de temporada alta, el espacio estará bastante libre de gente y se podrán realizar las rutas con total libertad. Al ser espacios abiertos y naturales, el riesgo es muy bajo. Y los niños pueden aprender mucho sobre la fauna y la flora de las islas, así como de la importancia de los espacios protegidos.

La isla de Ons es también un buen lugar para ir de excursión y ver este pintoresco espacio en el que viven todavía varias decenas de personas durante todo el año, a pesar de que no hay una comunicación con tierra que no sea por barco. De hecho, es la única isla no comunicada con tierra por puente que está habitada en Galicia. Allí también es posible realizar rutas de senderismo y pasar un día diferente, aprendiendo de la belleza de los espacios naturales de los que se disfruta tan cerca de la ciudad.

Estas excursiones tienen la ventaja adicional de que son muy económicas, por lo que no suponen un problema a la hora de financiarlas. El gasto por alumno es muy bajo y puede ser cubierto tanto por el centro como por los propios padres.