Color, color

Hace un tiempo organicé una fiesta para algunos amigos en casa. Era la primera vez que lo hacía en mi nuevo domicilio. He cambiado a una casa más grande. Y más grande significa más espacio pero también más gasto a la hora de decorar. Por eso, al menos en un principio, pensé que lo mejor era tomármelo con calma. Pero cuando escuché una conversación de un par de amigas sobre la decoración de mi casa me he visto obligado a tomar cartas en el asunto, empezando por una maravillosa cortinas de lamas.

Ellas estaban en el pasillo y no me vieron: yo agucé el oído porque tenía la sensación de que estaban criticando algo y todo lo que sean cotilleos me interesan: cuál fue mi sorpresa cuando escuché que la diana de esos dardos venenosos era mi casa: “Qué rancio, parece la casa de un solterón, te has fijado en las cortinas, parecen rescatadas del basurero”.

Diréis que menudas amigas que tengo… Bueno, yo también he sido un poco malévolo en otras ocasiones con las casas de los demás, así que quizás me lo merezca. Me retiré del pasillo de forma sigilosa, no quería que vieran mi cara de apuro cuando me estaban despellejando, pero tomé buena nota. Las cosas como son: tenían algo de razón, mi casa es rancia.

A la semana siguiente contacté con un amigo interiorista y le pedí que viniera para darme un par de consejos. Lo primero que hizo al llegar fue decir dos veces la misma palabra: “color, color”. La verdad es que no dijo mucho más, es un personaje de pocas palabras y además creo que a la tercera palabra ya te pasa una factura, pero me sirvió.

Para el salón me he desecho de las cortinas de la abuela y he puesto unas cortinas de lamas de colores. La combinación de colores la podía elegir yo mismo y he apostado por una gradación de verdes, amarillos y blancos que queda preciosa y hace juego con los complementos, como los cojines y las cajas de los armarios.

Todavía estoy trabajando en el resto de la casa, pero pongo a Dios por testigo que nunca más seré acusado de rancio.

¿Dónde vas a situar tu taller de carpintería?

Quizás, tras años trabajando en una carpintería, has decidido que es el momento de dar el paso y abrir tu propio taller. Serás tu propio jefe e incluso podrás dar trabajo a algunos compañeros en los que confías y que sabes que trabajan bien. Es el momento de buscar un local para llevar a cabo tu actividad y tienes dos opciones:

-Alquilar un bajo en la ciudad. Puedes buscar un bajo suficientemente grande para todas las máquinas pero te vas a encontrar con una serie de inconvenientes bastante grande. Para empezar, el precio del local. Puedes pensar que es justificado pagar un poco más para estar en una buena zona, pero lo cierto es que los clientes que acudan al taller buscan un buen trabajo y no les importaría mucho desplazarse para encontrarte. Quizás les importaría menos que tener que buscar un aparcamiento para poder ir a tu taller o tener que arriesgarse con la doble fila si tienen que cargar cosas en su maletero. Cosas que pueden salirles muy caras y acaba pagando una multa.

Ya son dos inconvenientes, el precio de los locales y el aparcamiento. Pero hay un tercer problema que quizás vaya a ser el peor con creces, los vecinos. Un taller de carpintería implica ruidos. Es cierto que no van a ser a horas intempestivas, pero a nadie le apetece estar escuchando una sierra durante ocho horas al día, seis días a la semana. Al final, habrá problemas y tocará invertir mucho dinero en insonorizar el local. Lo que también implica invertir en ventilación ya que al no poder trabajar con la puerta abierta el calor de las máquinas, los ruidos y el serrín pueden acabar creando un pésimo ambiente de trabajo.

-Buscar naves en alquiler en santiago de compostela. Sin duda alguna, la mejor solución. Tendrás un local situado en un polígono industrial, por lo que los ruidos no van a ser un problema. El aparcamiento en estas áreas normalmente tampoco lo es y, por supuesto, el precio de las naves no tiene nada que ver con el de un local bien situado en la ciudad.

El ejemplo de un taller de carpintería, como el de un taller de coches, es muy clarificador, pero no es el único. En general, cualquier negocio de este tipo está mucho mejor en una nave que en ciudad y sale más a cuenta.

El difícil arte de regalar

Aunque todavía faltan más de dos meses para el cumpleaños de mi mujer, ya he empezado a pensar en un posible regalo. Y no es fácil. Creo conocer bastante bien a mi mujer (faltaría más, ¿no?) pero a la hora de regalar estoy teniendo más dudas que en años anteriores. Lo primero, no quiero repetirme, lo segundo (y que no me escuche), no quiero gastar demasiado dinero. Con estas dos consideraciones previas, el abanico de posibilidades se reduce bastante.

Otros años lo tenía bastante claro, porque soy bastante observador y si en un momento dado veo que le gusta algo, tomo noto mental y me digo “esto para el cumpleaños”. Pero estos últimos meses no he tomado ninguna nota metal… que yo recuerde. Así que me he puesto manos a la obra para intentar encontrar una buena idea.

La televisión siempre fue una buena cantera de ideas para regalar. Aunque en la era de internet, ya no es lo mismo, los productos de la tele siempre te pueden sacar de un apurón. Hay una cosa que sí tengo clara, y es que no quiero regalar ropa porque ya lo hice el año pasado y como digo, no quiero repetirme. Ahora que lo pienso nunca le he comprado un perfume, pero no es demasiado personal, ¿no? Las colonias las regalan quien regala por compromiso…

Una buena forma de descubrir lo que se puede regalar a una persona, es hacer una lista con las cosas que realmente disfruta esa persona. ¿Le gusta viajar? Quizás comprarle un billete de ida y vuelta a Bora-Bora sea demasiado caro, pero una guía de viaje relacionada con nuestro próximo destino sea una buena idea. Pero también puede creer que me la estoy comprando a mí mismo… Y no hay peor regalo que ese que se hace a otra persona, pero pensando en uno mismo (sin querer pero casi queriendo).

Al final, buscar un regalo para un ser querido puede ser difícil pero es un reto agradable, porque te obliga a intentar conocer mejor a esa persona… De momento seguiré atento a los productos de la tele y a mi lista de ideas.