Carne Avícola: 3 razones por las que congelarla es beneficiosa

La demanda de distribuidor de aves congeladas para hosteleria se ha incrementado exponencialmente en la última década. Sólo en España se producen más de 1,7 millones de toneladas de carne aviar al año, con un consumo per cápita que asciende a 14 kg, según la Asociación Interprofesional Española de Carne Avícola. ¿Tendría el mismo éxito sin los beneficios de la congelación? La respuesta es evidente.

 

Porque la congelación de carne aviar es una práctica necesaria y ventajosa en el sector de la hostelería. Diversas razones así lo explican. En primer lugar, este proceso ayuda a preservar estos alimentos frescos durante el transporte desde su origen hasta el establecimiento hostelero. Entera y cruda, este producto cárnico resiste hasta 12 meses sin sufrir un deterioro de su calidad y valor nutricional.

 

Por este motivo, las utilidades de la carne de ave congelada van más allá del transporte. Los restaurantes y hoteles congelan una parte de estos alimentos con el objetivo de descongelarlos a medida que los necesitan, sin temor a que pierdan frescura ni sabor.

 

Del punto anterior se deduce que congelar la carne de ave permite combatir eficazmente el desperdicio de comida. Este proceso incrementa la ‘vida útil’ de este y otros productos cárnicos, lo que fortalece la economía de establecimientos hosteleros, al maximizar el aprovechamiento de viandas, y redunda positivamente en la imagen corporativa, pues el desperdicio alimentario puede afear la reputación empresarial.

 

Además, la calidad y aporte nutricional de las carnes de ave pueden conservarse, siempre y cuando hayan sido congeladas de manera adecuada, es decir, con la máxima rapidez posible para prevenir la formación de cristales de hielo. Por esta razón, los gourmets más exigentes no pueden distinguir una alita de pollo recién descongelada de otra no sometida a congelación. Así pues, no sorprende que las aves congeladas sean tan demandadas en el sector hostelero.