Un trabajo de segunda mano

Todos los días me planteo sacar partido a la cantidad de ropa y otros enseres que tengo sin usar por casa o por los trasteros. Esta moda de la segunda mano parece diseñada para gente como yo, con un pie en el Síndrome de Diógenes. Me cuesta mucho tirar las cosas que no uso, porque siempre pienso que algún momento la luz se volverá a encender y esa camiseta tan fea de hace 20 años volverá a ser el no va a más. Pero por falta de tiempo (o ganas) siempre  termino olvidándome de mi objetivo de hacerme rico vendiendo cosas de segunda mano…

Tengo algunos amigos, sin embargo, que han llevado lo de la segunda mano al extremo y obtienen unos ingresos nada desdeñables con sus ventas a través de las aplicaciones más famosas. Una amiga, concretamente, está pensando en convertir esta afición en algo más. Siempre le ha gustado la moda, especialmente lo vintage, y aunque no tiene estudios directamente relacionados con la moda se ha convertido en una verdadera autodidacta.

Al principio empezó vendiendo ropa propia que ya no usaba. A veces, la modificaba un poco o la arreglaba: cordon de algodón por aquí, unas cintas de fantasía por allá… Transformaba sus prendas viejas en algo nuevo con un par de detalles simples. Poco a poco, empezó a comprobar que cada vez tenía más seguidores en sus cuentas que esperaban con interés la próxima prenda a la venta.

Una vez quedó con una chica que estaba interesada en comprarle un vestido y entonces lo entendió. Aquella chica le comentó que lo que vendía no se podía encontrar en ningún sitio, que aunque tomaba como base prendas de otras tiendas ella le daba un toque único con su cordon de algodón o con sus botones añadidos.

Así es que como empezó a dar forma a la idea de convertir su afición por la segunda mano en una forma de ganarse la vida. Ahora está empezando a diseñar una web en la que venderá directamente sus creaciones, sin pasar por el filtro de las apps de segunda mano.