La casa de los abuelos

Mis abuelos vivieron durante muchos años en un pequeño pueblo en la costa. Cuando yo era pequeño e iba algunos fines de semana a aquel pueblucho  no había nadie, mis abuelos y poco más. Todo eso fue antes de la invasión turística que vive cualquier aldea que huela a mar en el norte de España.

Si soy sincero nunca tuve demasiado cariño por la casa de mis abuelos ni por aquel pueblo, pero muchos años más tarde volví, cuando los abuelos ya habían fallecido y me dio algo de nostalgia. La vieja casa se caía a pedazos y nadie en la familia parecía tener mucha intención de hacer nada al respecto. Este último verano fui allí con mi hermano para echar un vistazo y ver si era mejor vender la parcela o rehabilitar.

Hemos contactado con una empresa especializada en rehabilitacion de vivienda para que nos hagan un presupuesto inicial. Que no tenemos mucha experiencia en el tema lo demuestra el hecho de que la empresa nos preguntó que queríamos hacer con la casa antes de darnos un presupuesto y nosotros no supimos muy bien qué responder. ¿Rehabilitar para vender, rehabilitar para alquilar, hacer una casa rural, rehabilitarla para nosotros? Son muchas opciones y, por el momento, no sabemos muy bien para dónde tirar.

Si me preguntan hace años, seguramente hubiese preferido deshacerme de ella lo antes posible, pero ahora tengo otra perspectiva de la casa y del pueblo. No se trata tanto de hacer dinero, porque quizás nadie tiene muchas ganas ni tiempo de meterse en la gestión de un establecimiento hotelero, sino que esa nostalgia que empezó a crecer en mí en los últimos años me dice que no debemos dejar la casa a otras personas, que la solución adecuada es hacer una rehabilitacion de vivienda para aprovecharla nosotros.

Así que hemos pedido un presupuesto para hacer una rehabilitación moderada, sin exceso, teniendo en cuenta que nuestra primera opción es darle un uso familiar, nada de alquilar ni vender, al menos de momento. Y es que al final le estoy cogiendo cariño a aquel pueblucho fantasma.