Las tres ventajas de la paleta ibérica que te convencerán

Los jamones siempre han estado presentes en los hogares españoles. Todos recordamos a un abuelo o a uno de nuestros padres cortando jamón en cualquier ocasión especial. Ahora ya no es tan frecuente comprarlo porque en las casas vive menos gente y un jamón a menudo se hace excesivo para el consumo. Pero, ¿y la paleta? ¿Has pensado en las ventajas que tiene la paleta ibérica hoy en día? Te las contamos para que descubras esta nueva forma de comer jamón, igual de sabroso y nutritivo.

1) El precio paleta iberica. El precio de una paleta es inferior al de un jamón de la misma calidad y grado de curación. Cuando hablamos de grado de curación no nos referimos al tiempo, ya que un jamón de quince meses de curación y una paleta de doce pueden tener un idéntico grado de curación ya que la paleta necesita menos tiempo debido a su menor peso y a sus características morfológicas. El precio es inferior porque una paleta, para empezar, pesa menos que un jamón lo que ya hace que precise de menos inversión. Pero, además, el precio por kilo también es más económico en una paleta.

2) El tamaño de la paleta. Una paleta es bastante más pequeña que un jamón. Es fácil encontrarlas entre cuatro y cinco kilos de peso. Teniendo en cuenta que un 60% es grasa y hueso, la cantidad de carne que resulta puede ser consumida por una familia pequeña, incluso por una pareja, en un tiempo razonable para que no se seque en exceso. Sin embargo, un jamón es mucho más grande y fácilmente alcanza el doble de peso, lo que hace que resulte excesivo cuando no son muchas las personas en casa.

3) El sabor de la paleta. Por supuesto, todas las ventajas de la paleta ibérica no tendrían sentido si luego el producto no estuviera a la altura de las expectativas del consumidor. La paleta ibérica tiene un sabor delicioso, ligeramente más intenso que el del jamón pero difícil de diferenciar para la mayoría de los paladares no entrenados. Una delicia más, muy típica nuestra y que no solo arregla rápidamente cualquier merienda o cena ligera, sino que es perfecta para cuando llegan invitados inesperados porque con un plato de paleta recién cortada y una copa de vino, convertirse en el anfitrión perfecto es muy sencillo.